martes, 8 de abril de 2014

LA CASA DE LA TROYA. Alejandro Pérez Lugín



La novela narra la historia de amor de un joven madrileño, al cual su padre para alejarle de la vida disipada que lleva en Madrid, le obliga a terminar la carrera de Derecho en Santiago de Compostela. El protagonista Gerardo Roquer, (en cuya piel se meterá el propio escritor) a su llegada encuentra horrorosa la ciudad universitaria gallega, “la lóbrega ciudad de piedra”, de angostas calles y edificios ennegrecidos por la lluvia incesante que todo lo envuelve de tristeza y melancolía frente “a su amada ciudad (Madrid)” este pensamiento negativo ocupará su mente al inicio de su estadía, pero pronto se disipará con ayuda de sus compañeros de pensión y comienza a integrarse en la alegre vida de la estudiantina para acabar siendo un miembro más de la “troula santiaguesa”. Pero no solo los compañeros de pensión obran el milagro, en el tiene un papel muy destacado la Sta. Carmiña Castro Retén, mujer de notable belleza y perteneciente a una de las familias más respetadas de Galicia. Esta felicidad sentimental, descubre a los ojos de Gerardo la belleza del conjunto monumental y el sencillo encanto de la vida en un provinciano centro histórico como Santiago.
La incidencia de lo urbano es tan esencial que podríamos afirmar que la ciudad es casi tan importante como los personajes que se mueven por ella, tal es así, que se pueden seguir en un plano actual las idas y venidas de los protagonistas a través del tejido urbano y constatar la localización exacta de cada lugar o monumento descrito.
 Esta es una de las muchas virtudes de esta novela costumbrista, a pesar del paso del tiempo, nos percatamos que el centro histórico de Santiago  se conserva en su casi total integridad. El escritor se recrea también en trazar las características de las mansiones señoriales gallegas, sitas en el medio rural. La novela de convierte así, en un documento histórico de los usos y costumbres de finales del siglo XIX, nos encontramos con viviendas alumbradas con gas, sin alcantarillado y sin agua corriente “poco antes del anochecer, hora en que la doméstica acostumbraba a ir a la fuente del Toral”, trasladando la sella de agua en la cabeza. La vida cotidiana dependiendo de la clase social a la que se pertenecía  estaba sujeta a los horarios y a las costumbres tradicionales. Otros aspectos que podemos observar son los momentos de diversión de la época (los bailes del casino, los paseos por la Alameda…), la moda, tanto en lo que se refiere a la  indumentaria de los personajes como a  la decoración de los interiores de las casas santiaguesas, sin duda son múltiples las razones para acercarnos a esta novela.
Y puesto que es una novela que refleja la parte lúdica de la vida de los estudiantes en la Universidad de Santiago de Compostela, justo es, que mencionemos los estimables estudios científicos y el gran afán investigador y difusor de la universidad, ejemplo de ello es la conferencia en 1812 en la Academia Escolar de Medicina, en la que se expuso el Darwinismo, su teoría de la evolución, totalmente novedoso no exenta de polémica. O la demostración en la segunda mitad del siglo XIX, de la iluminación del claustro por primera vez en España con la creación de luz eléctrica, utilizando el arco voltaico del Gabinete de Física. Estos son algunos de los ejemplos del buen hacer universitario.
La Casa de la Troya tuvo una relación inversa entre el éxito del público y el casi mutismo por parte de la crítica. Fue entendida como un ejercicio literario ocasional de un autor que entregó parte de su vida al periodismo, sin embargo supo refrendar su éxito narrativo con otra novela posterior “Currito de la Cruz (1921)” que refleja sus conocimientos sobre el mundo de la tauromaquia.
Prueba del éxito de La Casa de la Troya es que en su momento fue el tercer libro más editado en España, fue llevada al cine hasta en cinco ocasiones, una de ellas en Hollywood (aunque poco tenía que ver con la esencia de la novela), fue también una zarzuela y una obra de teatro e incluso existe una edición de la Universidad de Stanford.
La película más conocida de “La Casa de la Troya" quizás sea la que se filmó en 1959, producida por Juan de Rada y dirigida por Rafael Gil, siendo sus protagonistas principales el actor Arturo Fernández y la actriz Ana Esmeralda.
Alejandro Pérez Lugín, nació en Madrid el 22 de febrero de 1870 y fallece el 5 de septiembre de 1926, en O Burgo (A Coruña) fue periodista, escritor y cineasta. Desde 1886, vivió en Santiago  de Compostela, a cuya universidad asistió para realizar la carrera de Leyes. De hecho, Pérez Lugín creó a algunos de los personajes de la novela basándose en figuras reales de su época, que llegó a conocer bien durante estos años de estudiante.
Alejandro Pérez Lugín, se encuentra enterrado en el coruñés cementerio de “San Amaro”, en el que un busto, colocado al lado de su tumba, recuerda al genial escritor, cuya obra ha rebasado fronteras hasta alcanzar reconocimiento y fama mundiales.
Tras su muerte se publicaron varias obras suyas, entre ellas, Arminda Moscoso, novela situada en Galicia,  La Corredora y la Ria, colección de cuentos rurales. Y dejó una novela sin terminar , La Virgen del Rocío ya entró en Triana de ambiente andaluz.

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