sábado, 21 de marzo de 2015

Vida con Picasso. Françoise Gilot y Carlton Lake.





 





Con estas memorias nos sumergimos en el ámbito más íntimo, del artista más importante del siglo XX y uno de los más influyentes en el desarrollo del arte moderno: Picasso.
Nada mejor que las propias palabras de la autora para definir su relación: "Mi relación con Picasso fue un romance de época de guerra, las circunstancias extremas nos unieron de una manera que nunca se hubiera dado en épocas de paz -admite con franqueza-. Era la Segunda Guerra Mundial, en el París ocupado por los alemanes, una época de gran peligro y desastre absoluto. Picasso era un héroe para mi generación: había pintado Guernica y era un símbolo de resistencia contra el fascismo y el régimen de Franco. Implicaba gran coraje de su parte quedarse en París en vez de escapar a América. En cualquier momento podían arrestarlo, pero ésa era su manera de decirle no a la opresión. Varios miembros de mi familia estaban en la Resistencia, y los mataron. A mí me habían arrestado en una manifestación estudiantil y mi existencia también era precaria. Los alemanes odiaban a los estudiantes de derecho, así que yo había cambiado la abogacía por mi verdadera pasión: el arte. Todos podíamos morir mañana: eso me volvió intrépida. Conocía la reputación de Picasso con las mujeres, y sabía que irme a vivir con él podía ser una catástrofe  pero decidí que se trataba de una catástrofe que no quería perderme."
La novela narra los nueve años de relación que mantuvo la jovencísima Francoise Gilot con el pintor malagueño, fruto de la cual nacieron sus dos hijos: Claude y Paloma. La gran diferencia de edad entre ellos nos lleva a dibujar  una relación con muchos matices, Picasso no sólo es un compañero sentimental sino también un padre, un maestro, un mentor: “ Pablo era una persona maravillosa para estar con él, era como fuegos de artificio-recuerda Gilot-. Asombrosamente creativo, tan inteligente y seductor. Si estaba de humor para fascinar era capaz de hechizar hasta a las piedras. Pero también era muy cruel, sádico y despiadado con los demás y consigo mismo. Todo debía ser como él decía. Una estaba allí a disposición de él: él no estaba a disposición de nadie. Pablo creía que era Dios, pero no era Dios, ¡y eso lo irritaba! Fue el amor más grande de mi vida, pero había que tomar medidas para protegerse. Yo lo hice: me fui antes de terminar destruida. Las otras no lo hicieron, se aferraron al poderoso minotauro y pagaron un precio muy alto."
La novela nos deja numerosísimos párrafos donde se habla de pintura, litografías, cerámica, de arte con mayúsculas, unas memorias escritas desde la visión y conocimiento de una pintora, aunque Gilot no ha sido una pintora significativa. Podemos ver en sus líneas al Picasso maestro de una inexperta pintora, es un  tratado de estética, dado que se “transcriben” muchas conversaciones en torno a la pintura, del procedimiento, de la relación el cuadro con la realidad, del proceso de construcción y exploración del cubismo con Braque, etc.
Estas memorias no fueron muy bien recibidas en el entorno de Picasso, hasta el punto que el pintor se negó a ver a los hijos que  había tenido con Gillot. El malestar también se extendió a amistades y al núcleo femenino familiar que Picasso arrastraba consigo.