miércoles, 27 de noviembre de 2013

HISTORIA DE UNA MAESTRA. Josefina Aldecoa



Gabriela es una joven maestra que comienza su periplo docente en una pequeña aldea en Tierra de Campos. Sus deseos de enseñar y de transmitir el entusiasmo y la curiosidad por aprender a sus alumnos son encomiables, y se alegra con cada pequeño avance, cada paso que dan sus jóvenes pupilos:
"Yo me decía: no puede existir dedicación más hermosa que ésta. Compartir con los niños lo que yo sabía, despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta las causas de los fenómenos, las razones de los hechos históricos. Ese era el milagro de una profesión que estaba empezando a vivir y que me mantenía contenta a pesar de la nieve y la cocina oscura, a pesar de lo poco que aparentemente me daban y lo mucho que yo tenía que dar. O quizás era por eso mismo. Una exaltación juvenil me trastornaba y un aura de heroína me rodeaba ante mis ojos. Tenía que pasar mucho tiempo hasta que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños valía más que todo lo que ellos recibían de mí."
Unos años después su afán de aventura le acabaría llevando a un poblado de Guinea Ecuatorial, donde será testigo de las diferencias sociales entre la población nativa y los españoles allí asentados. Su amistad con un médico negro -por quien Gabriela parece sentir algo más profundo- le granjeará las críticas de ciertos individuos influyentes de aquella sociedad. Finalmente la maestra abandona África para seguir los pasos de otras mujeres de la época: casarse y tener niños, si bien nunca dejará de sentirse entusiasmada por su profesión. No obstante el amor por África y el anhelo de una vida distinta de haber permanecido allí es una constante a lo largo del resto de la novela. Gabriela dejar parte de su corazón en Guinea.
Los años treinta son los años de las ilusiones y los vientos de cambio que trajo la II República. Ese ambiente de euforia y optimismo se refleja muy bien en el libro, pues nuestra protagonista y su marido son defensores de una reforma educativa en pro de la libertad y del laicismo, que deje atrás la ignorancia y el oscurantismo en que vivía gran parte de la sociedad española. Las tensiones que se producen como consecuencia de estos cambios, las dificultades de una parte de la sociedad española para aceptar una modernización que les asustaba, mientras que a otros les llenaba de ilusión... son aspectos que la autora ha recogido con una gran maestría. La crisis de 1934 y los trágicos acontecimientos que desembocarán en la guerra civil terminarán por traer la desgracia al entorno de Gabriela. La intolerancia y el radicalismo se convierten en los protagonistas de las últimas páginas de la novela.
El libro se convierte así en un manifiesto homenaje a un colectivo que ha sido muchas veces olvidado en la historia: los maestros de la República, una parte de los cuales fueron represaliados durante el franquismo. La importancia de la educación como motor de cambio de la sociedad, su poder para forjar hombres y mujeres libres, con plenitud de derechos y mayor capacidad de elección es uno de los mensajes que la autora intenta transmitir en este libro.

martes, 5 de noviembre de 2013

Seda. Alessandro Baricco

Alessandro Baricco presentaba la edición italiana de Seda con estas palabras:

«Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe.

Hervè Joncour trabaja comprando huevos de gusanos de seda. Debido a una epidemia debe viajar hasta Japón para adquirir huevos sanos lo que le lleva a enamorarse de una extraña mujer a la que ni siquiera puede tocar. A partir de ese momento todo cambiará a su alrededor, la relación con su mujer, su inquietud por volver al Japón, pero él sabe que ese es un amor imposible.

Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos).

Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil.

No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión.»
Una historia dolorosamente contundente, narrada con un estilo dulce, deslizante, ligero, casi intimista y  a veces sensual, sin duda un hermoso cuento donde el contenido es lo de menos sino la forma en la que esta escrito. El autor se vale en la novela de diversos recursos estilísticos propios del lenguaje poético: ritmo y repeticiones, frases cortísimas, suaves… Lo dicho, los capítulos son breves y están escritos con una prosa rozando la transparencia, ausencia casi total de diálogos, el lector es partícipe de las emociones y sentimientos de los protagonistas sólo con sus acciones, como pequeñas y sucesivas ondas circulantes, su lectura va depositando en nuestro ánimo emoción y melancolía a partes iguales. Parece la caricia ondulante de la seda.
 Alessandro Baricco (Turín; 25 de enero de 1958 ha ejercido de crítico musical, periodista, dramaturgo y novelista, creado un taller de escritura, dirigido una película entre otras muchas actividades. Sus admiradores dicen que es uno de los mejores escritores de su generación y sus detractores que es un escritor superficial. Tras la publicación de Seda se convirtió en un fenómeno literario mundial, tal es así que su obra se ha traducido a diecisiete idiomas. Solo en España ha superado las 40 ediciones. Como otras grandes novelas, Seda sugiere reflexiones sobre los complicados tratos entre realidad y ficción. Cuenta Baricco en el prólogo de otra novela, que inventó el nombre de Lavilledieu -el pueblo donde vive Hervé Joncour- uniendo dos nombres que encontró al azar en un mapa. Cuando la novela se hizo famosa, recibió una carta del alcalde de una pequeña localidad del sur de Francia invitándole a inaugurar una biblioteca y recibir un homenaje. El pueblo se llamaba Lavilledieu y, sorprendido, sólo por ese motivo decidió aceptar. Al llegar allí, su asombro fue completo cuando supo que la principal actividad en el siglo XIX había sido la cría de gusanos de seda. No hay mucho más que añadir, salvo quizá repetir aquello que el pianista del salón de Madame Blanche murmuraba en voz baja al final de cada pieza:
-Voilà.