Brooklyn Follies es una historia agradable,
optimista, que gusta por su protagonista, encanta por sus personajes y asombra
por la impecable prosa del autor. A pesar de que Auster nos presenta un grupo
de personajes que se encuentran mutuamente en el gran agujero negro que es
Nueva York. Todos ellos tienen vidas desgraciadas, con enfermedades terminales,
crisis personales, problemas conyugales o sentimentales… y se mueven a la
deriva por la vida.
El nexo de unión entre todos los
personajes es Nathan Glass, un jubilado enfermo de cáncer que decide volver al
lugar que le vio nacer para morir dignamente, después de un divorcio dramático
y el fin de su vida laboral. "Estaba buscando un sitio tranquilo para
morir" empieza Brooklyn follies ¿Cómo no seguir leyendo?.
Así pues, se instala en Brooklyn, donde por
casualidad se encuentra con su sobrino favorito, Tom. El que era la esperanza de
la familia es ahora un tipo acomplejado, con un descuidado sobrepeso, que no
tiene valor de enfrentarse a sus responsabilidades como eminencia universitario
y sobrevive ayudando en una librería. Dicho propietario, oculta un pasado
apasionante aunque algo turbio que aún condiciona su vida en el presente.
Alrededor de estos tres hombres,
aunque siempre a través de Nathan, se va creando una red de personajes con
experiencias vitales parecidas, todas ellas en una especie de callejón que
parecía no tener salida. Pero poco a poco Nathan irá descubriendo que no ha
venido a Brooklyn a morir, sino a vivir, tiene una nueva meta abandonar su
soledad acercándose y ayudando a otros.
Nathan es un gran personaje, a pesar de
presentarse a sí mismo como gruñón y amargado, es una figura brillante,
abierta, acogedora y comprensiva, a la que el lector se rinde desde el primer
capítulo, su forma de ser, de pensar y expresarse es uno de los poderosos
ganchos de este libro. Del mismo modo que atrae al lector de forma inevitable,
también seduce a los demás personajes.
Pese a que Nathan, la voz narradora,
asegura al lector que él no es el personaje principal de Brooklyn follies,
no se sustenta dicha afirmación. La figura de Tom Wood, el pretendido
protagonista de la historia que explica Nathan (según sus palabras), queda
desdibujado, se diluye frente a la solidez de la voz de Glass; convirtiéndose
muchas veces en un mero interlocutor que permite a Auster la posibilidad de
discutir sobre literatura y escritores.
La prosa del autor es amena,
dinámica y absorbente. Auster escribe con elegante precisión y un carisma al
que es imposible resistirse. La seducción de Auster, radica en conseguir que su
narrador y sus historias se conviertan en algo tan cercano e íntimo al lector
como la confidencia del amigo. A través de la cálida y optimista voz narradora
de Nathan, transcurre una historia singular, amable, recorrida por personajes
tan extraordinarios como la Bella y Perfecta Madre, reina de Brooklyn, la niña
risueña, Harry, Lucy o James Joyce. Brooklyn Follies es una novela para todo
aquel que quiera disfrutar de una excelente lectura, de una historia llena de
reflexiones y experiencia, pero también para los amantes de la literatura (merece
atención al repaso de autores que hace Auster) y de aquellos que en medio de
tanta desolación se encuentran con un final feliz.
El
resultado es compacto y no queda ninguna historia deshilachada, la trama está
bien llevada y su genial narración nos embauca hasta el final de la novela,
pero hay un pero mientras que antes el autor se preguntaba por las jugadas del
azar en contra del ser humano, ahora se nos presenta como algo positivo, es
decir, que hay que ir donde te lleve el viento y no ver nunca lo malo solo lo
bueno.
Paul Auster nació en 1947 en Nueva
Jersey y estudió en la Universidad de Columbia. Tras un breve periodo como
marino en un petrolero, vivió tres años en Francia, donde trabajó como
traductor, “negro” literario y cuidador de finca. Desde 1974 reside en Nueva
York.
Su obra es prolífica:
- “La trilogía de Nueva York”, que incluye “Ciudad de cristal”, “Fantasmas” y “La habitación cerrada”
- “El país de las últimas cosas”
- “La invención de la soledad”
- “El Palacio de la Luna”
- “La música del azar”
- “Leviatan”
- “El cuaderno rojo”
- “Mr. Vértigo”
- “A salto de mata”
- “Jugada de presión” (esta la publicó bajo el pseudónimo de Paul Benjamin)
- “Pista de despegue”
- “Tombuctú”
- “Experimentos con la verdad”
- “Creía que mi padre era Dios”
- “La historia de mi máquina de escribir”
- “El libro de las ilusiones”
- “La noche del oráculo”
- “Brooklyn Follies”
- “Viajes por es Scriptorium”
- “Ciudad de cristal”, que es una novela gráfica
- “Smoke & Blue in the face”, “Lulu on de Bridge” y “La vida interior de Martin Frost” (que son guiones)
Dicen de él que se ha convertido en uno de los autores con mayor prestigio internacional y a la vez con un creciente número de lectores en Europa y América Latina.
En 2006 le fue otorgado el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras, lo que ha aumentado su popularidad
notablemente en nuestro país.
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