En nuestra próxima lectura nos
acercaremos a dos obras de la gran escritora Doris Lessing, uno de sus últimos libros
“Las abuelas” (2003) nos invita a apreciar la lucidez de los 85 años de Doris
Lessing como escritora y como mujer. Se trata de un libro compuesto por cuatro
relatos independientes, iluminados por la experiencia de la vida, una obra que
recoge los temas predilectos de Lessing: las consecuencias de la guerra, los conflictos
entre generaciones, las contradicciones entre la ideología proclamada y el
propio actuar, disecciona con gran maestría las insatisfacciones de la vida, el
duelo, las diferencias de clase y de color de piel y las trampas del camino, el
amor o las relaciones entre sexos.
Con Canta la hierba, su primera
novela (1950) nos sumergimos de lleno en el África colonial, Lessing refleja su
gran conocimiento de lo que está narrando, un gran despliegue de sentimientos
que comparte con Mary Turner, así se llama la mujer que protagoniza la primera
novela de Doris Lessing, una mujer peculiar reflejo de los sentimientos del
hombre blanco de sus leyes y sus contradicciones.
Mary es hija de unos pobres
granjeros que viven en la colonia británica de Rhodesia. Estos progenitores son
todo lo que ella detesta, luchara para no terminar reproduciendo esa vida
decadente, para ello se convierte en una joven urbana, trabajadora e independiente,
sin embargo, las convenciones sociales la llevaran a tomar decisiones
precipitadas, que la arrastran a un matrimonio sólo para acallar los rumores y
encajar socialmente. Su vida como mujer casada girará al lado de un marido,
casi desconocido, con poca visión para la agricultura y cuya granja está
siempre al borde de la ruina.
A causa del hastío, la apatía hacia todo lo que la rodea y esa pobreza extrema que los lleva a vivir casi de manera “indigna para el hombre blanco” la conducen a la desesperación, aunque a veces parece más cercana a la locura, sea como fuere, Mary termina transgrediendo una de las leyes más importantes “para la defensa de la “civilización blanca” que jamás, jamás, toleraría que una persona blanca, y en particular, una mujer blanca, mantenga un trato humano, para bien o para mal, con una persona negra. Porque una vez que ceda en este aspecto, se desmoronará irremediablemente. Por consiguiente, fallos como el de los Turner eran de todo punto inadmisibles”.
Son los tiempos de la segregación
racial y la historia, por supuesto, no termina bien.A causa del hastío, la apatía hacia todo lo que la rodea y esa pobreza extrema que los lleva a vivir casi de manera “indigna para el hombre blanco” la conducen a la desesperación, aunque a veces parece más cercana a la locura, sea como fuere, Mary termina transgrediendo una de las leyes más importantes “para la defensa de la “civilización blanca” que jamás, jamás, toleraría que una persona blanca, y en particular, una mujer blanca, mantenga un trato humano, para bien o para mal, con una persona negra. Porque una vez que ceda en este aspecto, se desmoronará irremediablemente. Por consiguiente, fallos como el de los Turner eran de todo punto inadmisibles”.
Escritora inglesa,
(Irán 1919- Londres 2013). Fruto de la unión de un antiguo oficial del imperio
británico, que en la IGM sufre la amputación de una pierna y de la enfermera
que lo atendía. Cuando contaba con seis años la familia abandona Irán para
trasladarse a Rhodesia, hoy Zimbabue, atraídos por las promesas de lograr fortuna
como granjeros en las colonias británicas de África. Abandonó los estudios a
los catorce años, un año más tarde se va de casa huyendo del autoritarismo de
un madre frustrada por no poder vivir como una fina dama inglesa en África
“entre los salvajes”, sin embargo, seguirá formándose por su cuenta, halla
consuelo en la literatura, que devoraba con ahínco. Contrae matrimonio en dos
ocasiones, ambas fracasan pero fruto de los cuales tendrá a sus tres hijos.
El amor que sintió por
África y su conciencia del problema racial serán las materias narrativas de sus
novelas. El tema de la emancipación de la mujer, la participación en política y
más tarde su desencanto revolucionario conformarán los otros ejes temáticos de
su obra de ficción.
Además de haber
obtenido el Premio Nobel de Literatura (2007), es una de las pocas autoras que atesora
todos los grandes premios de la literatura en Europa, entre ellos, el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras (2001) o el Premio Médicis de Francia (1976).